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Shayesteh, Acosta y Florez repasan algunos de los obstáculos a los que se enfrentan los abogados con las legaltech  

El paradigma al que se enfrentan abogados y los despachos de abogados actualmente puede ser difícil sin comprender la importancia de la tecnología en este sector. Las legaltech emergen dentro del sector legal y muchos abogados, acostumbrados a trabajar con métodos no tecnológicos, no entienden las oportunidades económicas que esconden. 

Por medio del webinar organizado por The Impact Lawyers, Germán Florez (presidente de la Asociación Colombiana de Legaltech Alt+co), Abdi Shayesteh (fundador de AltaClaro) y Daniel Acosta (fundador de Legalnova) comentan los obstáculos a los que se enfrentan los abogados que dirigan legaltech. 

German considera que el sector legal se encuentra en un periodo de cambio y esto puede conllevar obstáculos para los abogados, a consecuencia de la formalidad que impera en su profesión. 

El primer obstáculo es el cambio de mentalidad de los abogados, específicamente. Ya que los abogados son muy formales. Y cambiar la manera de promover y vender los servicios no es tarea fácil. 

En caso de aquellas firmas que son exitosas a lo largo de los años, difícilmente se preguntarán si cambiar la forma de proveer los servicios legales. Y esto es un obstáculo. 

Cambiar la forma de prestar los servicios legales tiene que ver mucho con la innovación de la firma, que puede suponer crear departamentos de innovación legal, derecho tecnológico o de diseño legal. 

Las compañías de la actualidad prestan servicios de una forma clara y eficiente. Y ello se puede ver en las compañías de FinTech, RegTech, entre otras, demostrando que la innovación es un servicio que muchas compañías están ofreciendo.

Florez, además, explica que la innovación ha de empezar en las universidades. Los profesores de las facultades de Derecho tienen que enseñar sobre innovación legal y derecho tecnológico. Y esta enseñanza ha de impartirse en todas las ramas del Derecho. 

Por último, Florez recomienda a las compañías dentro del sector legal de disponer de departamentos de legaltech, para ofrecer mejores servicios a los clientes y servirse de la tecnología para establecer mejores objetivos corporativos. 

Shayesteh está de acuerdo con que las universidades son un buen punto de partida para transformar la mentalidad de los abogados. Su firma, Altaclaro, colabora con varias facultades de Derecho, enseñando a los alumnos unas determinadas habilidades. Comenta, también, que no es fácil introducir estas enseñanzas en las facultades de Derecho, y que se necesitan perfiles emprendedores y con conocimientos tecnológicos dentro de las universidades.

Otro aspecto que destaca Shayesteh es la situación excepcional que se vive tras la pandemia. Las firmas de abogados se preocupan más en cómo ser más eficientes. Es un buen momento para aplicar estos cambios en las universidades y en los despachos de abogados. 

Acosta, además de estar de acuerdo con lo planteado, considera que las enseñanzas sobre cuestiones relacionadas con la innovación y con la tecnología tienen que enseñarse en otras facultades como la de económicas.

Con respecto al cambio, Acosta considera que se ha acelerado especialmente tras la pandemia y que el sector legal se encuentra inmerso en la revolución digital. 

Uno de los obstáculos que se enfrentan los abogados es que el conocimiento sobre cuestiones tecnológicas no significa un paso final, únicamente es una acción para alcanzar determinados objetivos. Es decir, la tecnología no garantiza el éxito empresarial. 

Los abogados hablan mucho sobre tecnología (blockchain, inteligencia artificial), pero no hablan sobre lo importante que es la propuesta de valor de estas herramientas tecnológicas. 

Si los abogados empiezan a considerar las legaltech como un paso a la innovación y la innovación como un proceso. Los abogados han de disponer de unas estrategias económicas claras.

Desde su experiencia, Acosta considera que los abogados, como otros profesionales, tienen miedo al cambio, ya que no saben qué les deparará el futuro. Y ese miedo paraliza el cambio. 

Otra barrera existente es la cultura tecnológica. Es decir, la falta de interacción, por parte de los abogados, con ingenieros tecnológicos puede lastrar a las legaltech. Gracias a la interacción que pueden mantener los abogados con los ingenieros tecnológicos, la incertidumbre hacia el futuro puede desaparecer.

Por último, Acosta asegura que una de las consecuencias del nuevo paradigma del sector legal es en la fijación de los clientes como actores centrales del negocio legal. Antiguamente, los abogados únicamente pensaban en el Derecho y en ellos mismos, y no pensaban en los clientes. Y los clientes demandan eficiencia, tecnología, nuevos métodos a la hora de ofrecer los servicios. Y el abogado tienen que empezar a pensar en ello y en por qué la tecnología puede ayudarles en su trabajo.