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Los departamentos jurídicos durante la era digital están teniendo cambios drásticos para evolucionar de forma eficiente

Observando cómo las organizaciones intentan adaptarse al contexto que está generando la revolución digital, podemos extraer rápidamente algunas conclusiones. Su jerarquía, sus estructuras, sus procesos e incluso sus redes externas y sus formas de abordar la innovación y la cooperación, son progresivamente más abiertas, horizontales, dinámicas, líquidas y transversales. 

La velocidad de gestión y la innovación requeridas son fuerzas que empujan a las empresas a adoptar medidas en favor de evitar los silos, gestionar eficazmente su conocimiento, optimizar el uso de los datos y la información y unificarse bajo un mismo modelo de gobernanza.  

La razón de este "por qué" se explica por la Ley de Martec, que establece que mientras la tecnología cambia exponencialmente, las organizaciones lo hacen logarítmicamente. Como consecuencia de estos patrones, queda una importante brecha de gobernanza en el medio que se agudiza con el paso del tiempo. 

Todos estos factores están creando y extendiendo culturas corporativas en las que se espera que todas las áreas y departamentos cooperen, co-creen y sean dinámicos, eficientes y estén alineados con la misión, visión, valores y objetivos del negocio.

Ahora la pregunta es "¿cómo se está viendo afectada la función jurídica por este escenario?".

En las últimas décadas, los departamentos jurídicos venían prestando sus servicios en un ámbito en el que las disrupciones casi no existían porque los cambios solían producirse de forma gradual. 

Es por ello que palabras como tecnología, innovación, transformación organizativa siguen siendo conceptos que aún hoy, siguen siendo poco claros y ajenos para muchos abogados y estudiantes de derecho. 

Sin embargo, estas circunstancias se están transformando drásticamente. De hecho, ya podemos constatar que se están produciendo cambios profundos en algunos departamentos jurídicos, sobre todo, en aquellos imbricados en estructuras grandes y complejas que operan a escala internacional. Como prueba de ello, basta con repasar cualquiera de los muchos informes que periódicamente publican las asociaciones internacionales de asesores jurídicos, las grandes consultoras o las corporaciones multinacionales de proveedores.

Fuente: Freepik

Este nuevo paradigma en la estrategia de los departamentos jurídicos está representado esencialmente por las operaciones jurídicas, además de los estándares internacionales y las "mejores prácticas" también extendidas y aplicadas por los Asesores Jurídicos a nivel global.

Podría decirse que las operaciones jurídicas constituyen un modelo de referencia que permite a los departamentos jurídicos evolucionar, mejorar y profesionalizar sus servicios jurídicos, midiendo en cada paso qué grado de madurez se ha alcanzado y qué acciones podrían llevarse a cabo a continuación para seguir mejorando.

En muchos países, como Estados Unidos, esto no es una novedad. De hecho, el "jefe de operaciones jurídicas" y las funciones relacionadas son puestos muy demandados y críticos dentro de los departamentos jurídicos. Pero en cualquier caso, el nivel de penetración de este conjunto de metodologías es mucho más superficial en otras regiones y países. Otros factores cruciales que condicionan su grado de adopción son el sector y el tipo y tamaño de la empresa.

Por otro lado, la madurez del modelo propio de referencia de operaciones legales está bastante lejos de ser aceptado de forma generalizada, existiendo diferentes enfoques elaborados por distintas Asociaciones Internacionales de Asesores Legales como ACC y CLOC, que han creado sus propias propuestas condensando el conocimiento, la experiencia y las buenas prácticas de sus miembros y de la industria. 

Como se ha mencionado anteriormente, a pesar de que la estandarización y el consenso internacional parecen ser una tarea muy compleja, aún lejos de estar madura y extendida globalmente, los modelos de referencia actuales son herramientas realmente útiles, sofisticadas y eficientes, que pueden guiar a los departamentos legales en su camino para mejorar, evolucionar y optimizar sus servicios. 

Las bases y ejes comunes que comparten estos modelos de referencia se centran en campos como: Planificación estratégica, métricas y analíticas, cumplimiento normativo, gobierno de las TI, e-Discovery y gestión de contratos, proyectos, financiera, PI, tecnología, recursos internos y externos y conocimiento.

Además, este marco de operaciones legales también proporciona modelos de madurez que definen un conjunto de rasgos que caracterizan cada etapa de desarrollo (desde las fases iniciales hasta las avanzadas) para cada una de las operaciones anteriormente explicadas. Esto es realmente útil porque permite a los departamentos jurídicos evaluar su situación de desarrollo y abordar estratégicamente sus siguientes prioridades y objetivos.

Y esto es sólo el principio de lo que parece un camino natural, ya que, como se dijo antes, hoy en día, la necesidad de convergencia y alineación entre todas las áreas corporativas con el Negocio constituyen una necesidad.  

Además, parece que esta tendencia seguirá creciendo y, por supuesto, los departamentos jurídicos no son una excepción a esta tendencia y tendrán que seguir transformando sus servicios en esta dirección.